• 2020-09-07 13:40:35
    Cultura y Patrimonio

    Se trata de una talla aparecida en el siglo XI, construida en madera fina.
    Se encuentra íntegra, es decir, sin saya y sin manto, todo ello para poder apreciar su gran valor artístico (hasta los años 80 se encontraba en su altar con ricos mantos bordados).

    Es una imagen que se muestra en posición sedente. En la parte izquierda de su regazo se encuentra su hijo, el Niño Jesús, al que ampara con la mano por la espalda. En la diestra empuñaba una esfera como símbolo del todo, del poder y la perfección, esta fue sustituida por un ramo de flores, y en la actualidad vuelve a sus orígenes.

    La imagen mide 55 centímetros. La efigie reposa sobre un llamativo pilar de 23 centímetros. Dicho pilar descansa sobre otra columna dorada con un águila. Encima de él se encuentra una media luna de plata que simboliza a María concebida sin pecado original. Entre el águila y la columna hay una cabeza deforme que representa el mal, la tentación y la envidia. Esta composición simboliza el pecado original cometido por Eva y redimido por María, quien triunfa firmemente sobre el mal al que pisa.

    En Arenas de San Pedro celebramos nuestras Fiestas Patronales en honor a la Virgen el día 8 de septiembre y lo hace bajo la advocación de la Virgen del Pilar de Arenas.

    En cuanto al origen, también, hay una tradición que relata el hallazgo de una imagen enterrada por los cristianos que huían desde el sur hacia el norte como consecuencia de la invasión de los árabes y, ante un inminente peligro musulmán, optan por desprenderse de la imagen para evitar una profanación en el caso de ser alcanzados los fugitivos.

    Años, o acaso siglos después, ocurriría el hallazgo; allá por el año 1054. Un pastor fue el que encontrase la preciada estatuilla y al tenerse noticia de ello, fue acompañada de milagros que corrieron de boca en boca por los cuatro puntos cardinales, se dice que de Córdoba enviaron una comisión de vecinos para demandar lo que en justicia creían suyo y como tal se les concedió; pero los cordobeses no consiguieron el objetivo de llevarse la imagen a su ciudad porque, aunque lo intentaron en un par de ocasiones, en ambas, antes de llegar a la ciudad de los califas, la imagen desaparecía y se tornaba a su lugar, en el monasterio de los Agustinos, junto al Ojo de la Jara, donde había sido encontrada por el pastor. Interpretado este hecho como un designio de la Virgen de querer permanecer en la serranía de Gredos, los cordobeses desistieron de sus intenciones y, desde entonces, los arenenses la reverencian como Patrona por lo que asumen con gusto el nombre de Pilaretes.

    Tanto la nobleza como el pueblo llano siente por ella gran devoción a lo largo de la historia y, como prueba de ello, ha recibido devotas donaciones por lo que se halla cubierta de un precioso manto y una gran corona.

    Por encontrarse en la Iglesia Parroquial, no fue destruida la imagen cuando el incendio del convento de los Agustinos en la Guerra de la Independencia. En 1816 pasa a la antigua capilla del convento de las monjas Agustinas, que pudo salvarse de las llamas en aquella ocasión. Sin embargo, tras la desamortización, en 1834, con la salida de los Agustinos del pueblo, la imagen pasó a la Iglesia Parroquial en uno de los altares laterales donde tiene su altar.
    En su honor se hace una novena que comienza el 31 de agosto, la Misa Mayor y procesión en el día de su festividad y, como antiguamente, junto a los actos religiosos están presentes los profanos entre los que destacan las verbenas, cabezudos y toros de fuego.

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    Excmo. Ayuntamiento de Arenas de San Pedro




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