Chiloeches Informa
El clareo que se está desarrollando en el pinar de Chiloeches tiene por objeto adecuar la densidad para optimizar el desarrollo del arbolado. Antes del tratamiento los árboles estaban excesivamente juntos. Esta proximidad impide que reciban la suficiente luz, agua y nutrientes que precisan para su óptimo desarrollo. El clareo evita el entrelazado de copas y genera espacio entre las mismas, lo cual permite que se desarrollen fustes robustos y copas bien conformadas. A su vez, al evitar el entrelazado de copas se aminora significativamente las posibilidades de progresión del fuego en caso de incendio forestal. En definitiva, el clareo proporciona un arbolado sano, vigoroso, de mayor belleza y más resistente al fuego. Se está extrayendo, aproximadamente, el 30% de la masa foliar, ya que se cortan los pies con menor copa, los dominados y los comprimidos por los adyacentes. El arbolado recuperará pronto la masa foliar extraída. En pocos años, entre 7 y 10, volverán a cerrarse los huecos abiertos y volverá a producirse la tangencia de copas, incluso en algunos casos su entrelazado. Por ello conviene cada 10 – 15 años ajustar y aminorar densidades. El proceso de clareo consta de 5 fases. En la primera se abren las calles por las que ha de circular la maquinaria de apeo, tronzado y desembosque. Las calles presentan anchura aproximada de 5 m y distan entre sí unos 18 m. Si bien en el momento de su apertura son muy patentes, pronto los árboles de sus orillas desarrollan ramas que las cubren con rapidez, precisamente por el aumento de insolación que generan. Además, las calles aportan heterogeneidad a la masa, lo cual favorece la biodiversidad y consiguientemente el equilibrio ecológico. A continuación, fase 2, las procesadoras, que son los equipos de apeo y tronzado, cortan los pies a extraer, desraman la zona del fuste con ramas secas, tronzan a 2,4 m la zona del fuste desramada y separan el resto de la copa. La siguiente fase, 3, consiste en sacar del monte a punto de acopio las trozas de madera y las ramas y copas. Lo realizan los autocargadores, equipos articulados específicamente diseñados para transitar por relieves accidentados. En los puntos de acopio se pueden observar dos tipos de productos, pilas de madera y montones de ramas y copas, residuo fino. Este residuo se astilla, fase 4, y se transporta a plantas de producción de energía eléctrica a partir de biomasa. La madera apilada será enajenada por la JCCM y los ingresos que genere se repartirán entre El Ayuntamiento de Chiloeches y la JCCM conforme a las bases del consorcio que suscribió el Ayuntamiento de Chiloeches y el Patrimonio Forestal del Estado en 1958. La última fase, 5, consiste en podar las ramas secas del arbolado remanente y eliminar el residuo tanto de la poda como de las pocas ramas que no hayan podido recoger los autocargadores. Esta última fase la realiza el personal del Servicio de Extinción de Incendios Forestales de la JCCM. Es importante tener en cuenta que la longevidad del pino carrasco es de unos 300 años. El pinar actualmente presenta tres edades, 60 años los rodales que no han sufrido incendios forestales, 40 años un extenso rodal que se quemó a principios de los años 70 del siglo XX, y algunos años menos otro rodal, también extenso, que ardió poco después que el anterior. Con este tratamiento se están poniendo las bases para que el arbolado se desarrolle de forma óptima, y aminorar las posibilidades de que lo destruya el fuego. Si estos cuidados se realizan ahora y se mantienen en las próximas décadas, todos podremos disfrutar de un arbolado vigoroso, resistente al fuego, bien conformado, de grandes dimensiones y con características de monumentalidad. De nosotros depende. Es responsabilidad de todos entender y asumir cómo evoluciona una masa forestal y qué cuidados necesita.
Medio Ambiente 14-Noviembre-2018 19:00