En Aguilón, septiembre de 2021

 

Buenos días vecinos.

Muchas gracias por estar hoy aquí. Quiero agradecer especialmente la presencia  de los alcaldes de los pueblos vecinos que nos acompañáis en este día tan especial para nosotros.

 Bienvenidos a la Villa de Aguilón.

Hace cien años, la tarde del martes 20 de septiembre de 1921 el cielo se oscureció de repente, empezó a soplar un viento huracanado, a los pocos segundos se desató una tormenta como nunca antes se había visto y en pocos minutos el barranco de la villa de Aguilón se vio inundado. Pero lo peor estaba por llegar, precedida por un estruendo que hizo estremecer a todo el pueblo, una avalancha en forma de riada empezó a llevarse por delante casas que se derrumbaban por la fuerza descomunal del agua. Un lado del pueblo asistía impotente al dantesco espectáculo viendo como sus vecinos, sus casas, pertenencias y animales eran arrastrados por la corriente.

 Diecisiete personas fallecidas, cerca de cuarenta casas derrumbadas, más de cien familias en la miseria más absoluta, pérdidas estimadas en unas 800.000 pesetas de la época.

Este fin de semana Aguilón recuerda este terrible suceso rindiendo un sentido homenaje y recuerdo a esos vecinos y familias que hace ahora cien años vivieron uno de los episodios más dramáticos de la historia del pueblo.

En aquella época eran más de mil los vecinos de la villa, hoy apenas hay 300 censados. Aquel aciago día los vecinos no tuvieron forma de comunicarse y hasta el día siguiente no se pudo dar noticia de la tragedia; ahora tardamos segundos.

Hace cien años una riada borró la separación física de las dos márgenes del pueblo uniendo a todo el pueblo en el solo propósito de recuperarse cuanto antes. La solidaridad vecinal arropó a las más de doscientas personas que lo habían perdido todo ofreciéndoles cama, comida y ropa. Nunca es tarde para recuperar ese espíritu; no hagamos más divisiones que las que físicamente marca el barranco.

Los pueblos vecinos también se volcaron en ayudas tanto económicas, como en mano de obra. De Tosos y Villanueva de Huerva llegaron muchos obreros para trabajar sin retribución alguna. Encinacorba, Tauste, Aladrén, Torres de Berrellén, Maluenda, Urriés, entre muchos otros, destacaron por sus generosos donativos.

Hoy también inauguramos la que a partir de ahora será llamada plaza del centenario. El mural que la adorna incluye elementos representativos de nuestro pueblo: el vecino embalse de las Torcas, nuestro antiguo molino, los fósiles que tan abundantes eran hasta hace unos años, las águilas que figuran en nuestro escudo y un gran árbol como espíritu de la vida de nuestro pueblo. Un árbol con grandes raíces, un árbol cuyas ramas se extienden en todas las direcciones.

 La España vaciada nos enfrenta con la realidad del abandono rural pero también nos recuerda que, aunque las hojas vuelen, las raíces están aquí.

 Los cuatro elementos de la naturaleza han hecho de este pueblo lo que es: Aire, agua, fuego y tierra… Tierra de labor y piedra como valor geológico añadido.

Piedra como la que hoy también inauguramos, un tótem conmemorativo como símbolo icónico de la riada rodeado de diecisiete flores en memoria de nuestros vecinos.

 Aguilón es, por desgracia, un pueblo sin mucha memoria oficial, por dos veces el archivo municipal desapareció, una vez arrastrado por el agua y otra consumido por el fuego. No dejemos que las palabras, los relatos, la memoria de nuestros mayores se pierda.

 Que este día sirva no solo para recordar un momento especialmente triste en nuestra historia sino también como reto para reavivar ese espíritu vecinal que un día se unió para sacar adelante al pueblo.

 Os animo a que volváis, a que vengáis, aunque sea en verano, algún fin de semana, a dar una vuelta, a no olvidar vuestras raíces.

 Aguilón es un pueblo vivo pero, como el campo, también necesita tu cuidado. Como alcalde de la Villa De Aguilón y, en representación del pueblo, muchas gracias a todos por estar hoy aquí.

 

DAVID  DIONIS  OLIVAN

Alcalde Presidente

Ayuntamiento de Aguilón