• 2024-02-20 09:00:00
    Cultura

    CICLO DE MÚSICA PASSIONATO, "MUSICA EN EL CORAZÓN DEL ÓRBIGO"



    🎼Sigma Dúo: concierto de piano a cuatro manos. Conchi de Castro (primo) y Mariló Gutiérrez (secondo)

    📅 Sábado 24 de febrero

    ⏱ 20:00 horas

    🏤 Sala Cultural Fundos de Veguellina de Órbigo, entrada gratuita



    PROGRAMA



    🎼Summer Dreams op. 47 (1901) Amy Marcy Beach (1867-1944)

    (Brownies, Robin Redbreast, Twilight, Katy-dids, Elfin Tarantelle Y Good night)



    🎼Suite en forma de valses op. 35-39 (1898) Mel Bonis (1858-1937)

    (Ballabile, Valse lente, Danse sacrée, Scherzo-valse, Interlude et Bacchanale)



    🎼Piezas románticas op. 55 (1890) Cécile Chaminade (1857-1944)

    (Primavera, La Chaise à Porteurs, Idylle Arabe, Sérénade d'Automne, Danse Hindoue, Rigaudon)



    Notas a programa

    Desde la época de Mozart a las compositoras y compositores más actuales, las

    obras para piano a cuatro manos han emergido en una amplia variedad de contextos musicales, desde piezas de pequeño formato con finalidades didácticas a la creación de obras de gran repertorio, en la que destacan célebres corpus como los de Schubert o Brahms, transcripciones sinfónicas y operísticas, e incluso otras propuestas más peculiares, como los conciertos para piano a cuatro manos y orquesta. Al margen de las diversas formas musicales, el piano a cuatro manos posee un componente muy ligado a la “hausmusik” a los ambientes íntimos donde dos intérpretes, dos personalidades comparten un mismo teclado y donde se establece una dialéctica expresiva que permite explorar más si cabe, los recursos sonoros de este instrumento.

    Dentro del ámbito de la creación musical femenina y teniendo en cuenta la posición privilegiada que ha tenido el piano en el acceso a la educación de las mujeres, es de destacar que la producción dedicada a este tipo de dúo pianístico, ha generado una serie de obras, muchas de ellas encuadradas de manera peyorativa como música de salón, especialmente en el período tardorromántico, al que consideramos necesario dirigir nuestra atención. Las obras que se presentan en este programa, compuestas en la última década del siglo XIX representan un claro ejemplo del lenguaje compositivo de cada una de las autoras, además de evidenciar un indudable valor estético.

    La colección Summer Dreams op. 47 de la compositora estadounidense Amy Marcy Beach (1867-1944) muestra un ciclo de piezas breves de inspiración literaria que toman su nombre precisamente del Sueño de una noche de verano de William Shakespeare, en clara referencia a seres fantásticos como hadas y elfos, que toman presencia en la pieza que abre la colección Brownies y en la hilarante Elfin Tarantelle. La influencia de la poesía de Whitman y los trascendentalistas norteamericanos dan lugar al resto de piezas que tienen como nexo de unión la mirada a la naturaleza, Robin Redbreast, Katy-dids, Twilight esta última basada en un poema de la propia Beach y la pieza final Good Night sobre un poema de la poeta canadiense Agnes Lockhart Hughes.

    De la parisina Mélanie Hèléne Bonis (1858-1937) quien adoptó el nombre más neutro de Mel Bonis para firmar sus obras, se ha seleccionado la Suite en forma de valses op. 35-39, conjunto de cinco valses Ballabile, Vals lente, Danse sacrée, Scherzo-vals y un final Interlude et Bacchanale que comparte material temático con Ballabile. Estos valses, agrupados bajo la forma de suite, son una de las obras más conocidas de la compositora, que también generó una apreciada versión orquesta en la que suprime la pieza final. Con un lenguaje armónico muy personal y cierto orientalismo, estas piezas abordan el ritmo de vals a través de tempos y temas muy diversos, con la excepción quizá del Lento de la Danse sacrée, que adopta un carácter más procesional. La última pieza con el Interlude a modo de anuncio del último baile, anticipa un vals, Bacchanalle, proporcionando a esta suite, un final más vivo y brillante.

    Bajo el título Pièces Romantiques op. 55 de la francesa Cécile Chaminade se encuentra un ecléctico grupo de seis piezas de carácter, cada una con una dedicatoria destinada a una dama e incluso una pequeña señorita, A ma petite Jamie Jeanne Costallat, como es el caso de la segunda, La Chaise à Porteurs que alude a la silla de mano o juego de la silla la reina. Acompañando este guiño infantil, el resto de piezas plantean una variada y dinámica escritura instrumental que va desde una evocadora pieza inicial Primavera, un atmosférico y colorista Idylle Arabe, una expresiva Sérénade d'Automne y las danzas finales, una enérgica Danse Hindoue y un Rigaudon, recordatorio de la característica danza de origen francés. Hay que mencionar que Cécile fue una compositora cuya personalidad independiente tuvo una clara influencia en el desarrollo de la conciencia de género de su tiempo.

    Condecorada con la legión de honor en 1913, su obras traspasaron el Atlántico logrando una repercusión especial en EEUU, donde se llegaron a constituir clubs Chaminade, en los que se interpretaba sus obras, algunos todavía en activo. Al igual que Amy Beach, considerada por muchos como la decana del sinfonismo en EEUU, conoció el éxito y el reconocimiento a su talento, para luego caer durante décadas en un inmerecido olvido. Con una producción musical de incuestionable valor, el caso de Mel Bonis representa quizá el más triste y común ejemplo del esfuerzo de las mujeres con indudable talento por participar de la vida artística, enfrentándose a las dificultades, convenciones y limitaciones de su tiempo. Por fortuna desde 1980 hasta nuestros días son muchas y muchos los musicólogos que han contribuido y están contribuyendo a la recuperación de este legado, que sin lugar a dudas nos ayudará a redefinir la mirada sobre nuestro pasado.



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