Octubre es el mes de la concienciación sobre el cáncer de mama que se lleva a cabo todos los años para promover la detección y la prevención de la enfermedad, que anualmente afecta a 2,3 millones de mujeres en todo el mundo
Reducir la tasa de mortalidad por cáncer de mama depende fundamentalmente de la prevención y la detección precoz de la enfermedad. Sin embargo, es importante destacar que estos dos pilares tienen conceptos diferentes. Aclaremos la diferencia entre prevención y detección precoz del cáncer de mama:
PREVENCIÓN
La prevención engloba las acciones y medidas encaminadas a reducir las probabilidades de padecer cáncer. Generalmente actúa sobre los factores de riesgo modificables y puede practicarse cambiando los hábitos y/o el estilo de vida.
Los distintos factores de riesgo pueden proceder del medio ambiente, el comportamiento, factores hormonales, la genética o la herencia familiar. Si se investigan todos estos componentes, aumentan las posibilidades y oportunidades de prevención.
Hábitos que ayudan a prevenir el cáncer de mama:
- Practicar actividad física;
- Comer sano y mantener un peso corporal adecuado;
- Evitar el consumo de bebidas alcohólicas;
- No fumar y evitar el tabaquismo pasivo;
- Amamantar.
Conviene recordar que, aunque adoptemos cambios de comportamiento, sigue existiendo una pequeña posibilidad de desarrollar cáncer de mama, ya sea por factores genéticos, hereditarios u hormonales.
En este escenario, surge la importancia de las pruebas genéticas para las personas con predisposición. La prueba tiene por objeto evaluar el riesgo de que la persona desarrolle la enfermedad e indica medidas preventivas adicionales.
Todas estas acciones mencionadas constituyen la prevención primaria, cuyo objetivo es reducir el riesgo de cáncer de mama. La prevención secundaria, en cambio, entra en juego cuando la enfermedad ya se ha manifestado, y también se conoce como diagnóstico precoz o detección temprana.
DETECCIÓN PRECOZ
La detección precoz implica la realización de exámenes periódicos para garantizar que la enfermedad se identifique en una fase temprana. Este diagnóstico precoz desempeña un papel fundamental en la reducción de la tasa de mortalidad por cáncer, dado que el tratamiento en las fases iniciales es más eficaz y menos invasivo.
Hay que añadir que la probabilidad de curación puede alcanzar hasta el 95% cuando el tumor se diagnostica precozmente. Durante los exámenes de detección precoz, la atención se centra en determinar la presencia de cáncer e iniciar el tratamiento antes de que aparezcan los síntomas.
Por este motivo, siempre es necesario someterse a revisiones periódicas. Cuando se trata de cáncer de mama, no deben faltar los exámenes ginecológicos, la mamografía, la ecografía y la autoexploración.
La prevención y la detección precoz deben ir de la mano: ambos enfoques comparten el mismo objetivo, que es reducir la mortalidad por cáncer de mama. Por lo tanto, deben ser complementarios.